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Por Yipsandra Blanco

La sociedad actual obliga a los individuos a tomar continuamente decisiones financieras, las cuales en mayor o menor grado pueden afectar el futuro de cada persona. Una adecuada educación financiera minimizaría la posibilidad de tomar decisiones erróneas que puedan impactar considerablemente en el logro de las metas personales a corto, mediano y largo plazo.   La educación financiera ha venido tomando mayor relevancia en las últimas décadas. Diferentes factores sociales, económicos y demográficos han impulsado esta tendencia. A nivel internacional se pueden mencionar el endeudamiento creciente por parte de individuos debido a mayor oferta de créditos, el aumento en oferta y complejidad de elementos financieros, la inestabilidad laboral, el aumento de la esperanza de vida y la reducción de coberturas públicas de pensiones… y en el contexto nacional, la aparición del trabajo por cuenta propia, la existencia de plataformas de inversión cobrando auge en la actualidad, entre otros aspectos. La educación financiera es definida como el proceso mediante el cual los usuarios comprenden mejor los productos y riesgos financieros, desarrollando habilidades para tomar decisiones mejor informadas con los riesgos que estas decisiones acarrean. Dada su importancia, debe ser impartida a los ciudadanos de cualquier edad ya que se trata de un proceso continuo a lo largo de toda la vida, donde se recomienda empezar desde una temprana edad. Es también una expresión que parece limitada exclusivamente a expertos en el ámbito económico, pero no es así. Hoy en día todas las personas, para el desenvolvimiento de la vida diaria, estamos obligados a conocer términos y adquirir conocimientos de carácter económico financiero.

Es, por tanto, una formación que pretende, mediante información comprensible, que seamos capaces de:

  • Administrar nuestro dinero.
  • Planificar el futuro.
  • Tomar decisiones personales de carácter financiero en la vida diaria.
  • Elegir y utilizar productos y servicios financieros que mejoren nuestro bienestar.
  • Acceder a información relativa a asuntos económicos y financieros.

La educación como proceso social en permanente innovación, debe adaptarse continuamente a los requerimientos de la dinámica de la sociedad moderna y de la misma forma debe incorporar la educación financiera que constituye un tema medular que debe introducirse desde la escuela primaria hasta ser dominada con propiedad por profesionales de todas las áreas del conocimiento, e incluso por personas que no tengan el nivel educativo superior.   Se requiere por tanto un cambio de actitud donde la educación financiera sea transversal en las diferentes áreas del conocimiento, donde se debe entender el entorno macroeconómico y el impacto de variables importantes como la inflación, la devaluación y las tasas de interés a nivel personal y en el sector empresarial. Sin embargo, este ideal es muy difícil de conseguir en el entorno actual del sistema educativo, ya que la educación financiera es un aspecto inexistente en la actualidad en los diversos niveles de enseñanza, exceptuando carreras específicas asociadas con este contenido como la contabilidad, la economía, la ingeniería civil y otras ingenierías. La educación financiera entrega herramientas a las personas para tomar decisiones efectivas que permitan mejorar su bienestar económico. Su importancia es cada vez mayor dado el número creciente y complejo de productos que ofrecen los mercados financieros, con el fin de atender las necesidades de rentabilidad de una población cada vez más preocupada por generar ingresos. Parte de una adecuada planeación financiera que le permita a las personas elaborar el plan de acción para cumplir sus objetivos personales. El plan va a determinar qué hacer, cómo hacerlo, cuánto tiempo tardará y la viabilidad real que tiene para poder conseguir lo que quiere.

 La educación financiera comprende tres aspectos clave:

  1. Adquirir un conocimiento adecuado en materia de finanzas.
  2. Desarrollar las competencias que permitan utilizar los conocimientos en beneficio propio.
  3. Ejercer la responsabilidad financiera mediante una gestión adecuada de las finanzas personales.

De esta forma, la importancia de la educación financiera no se limita a una etapa del desarrollo, a una determinada profesión o a una situación de vida puntual. Se debe empezar a tomar conciencia de la misma desde la niñez, ofreciéndoles herramientas a las personas ajustadas a su nivel de desarrollo para que puedan asimilarlas de una forma correcta. Debe estar contenida en los programas de estudio de todas las profesiones y no limitarla solo a las ciencias exactas. Las personas tenemos que entender la necesidad de dominar estos contenidos, por lo que debemos tener un rol activo en la adquisición de las habilidades y herramientas, que nos permitan orientar nuestra conducta a tomar las decisiones que acarreen mejores resultados, desde el punto de vista económico. Esto sin duda incidirá positivamente en el bienestar y la calidad de vida de manera general. La seguridad financiera es uno de los objetivos más deseados por la mayoría de las personas y está a nuestro alcance. El poder controlar los gastos y disponer de ahorros que van siempre en aumento y poder dedicarnos a algo que nos guste es un buen comienzo. Para conseguir la seguridad financiera es preciso empezar conociendo cuál es nuestra situación financiera actual (qué ingresos recibimos, si ahorramos algo a fin de mes, si tenemos alguna deuda, etc.) y cuáles son nuestros objetivos financieros concretos. Todos debemos adoptar el hábito de ahorrar algo cada mes, y cuanto antes se empiece, mejor. Los objetivos financieros concretos son aquellas metas que se quieren conseguir teniendo en cuenta nuestros ingresos, nuestros gastos y nuestra capacidad de ahorro, en definitiva, aquello que se quiere lograr en función de nuestra situación financiera. Por lo tanto, si es la primera vez que escuchas estos términos, como educación y seguridad financiera, busca, investiga, infórmate, no olvides que el conocimiento es un arma valiosa para enfrentarnos a cualquier batalla y salir victorioso de ella.